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Eczema atópico: cómo hablar con mi hijo

Tu hijo ha sufrido de eczema atópico desde que era un pequeño (o incluso muy pequeño). Estos brotes le molestan regularmente tanto de día como de noche. Y no importa cuántas veces les digamos que no se rasquen, no pueden evitarlo (y no podemos culparles). Esta comezón puede afectar la concentración en la escuela, impedirles conciliar el sueño por la tarde e incluso despertarles durante la noche. Y, a partir de cierta edad, lidiar con las ronchas rojas y las escamas no siempre es fácil. En resumen, el eczema tiene un impacto significativo en la calidad de vida de tu hijo. Para ayudarlos y tranquilizarlos, sea cual sea su edad, he aquí algunos consejos y buenos hábitos que deben adoptar (¡y transmitir!).

  • Tranquilizar: hablar es importante para calmar y reducir la ansiedad, y tu ternura y tus mimos les harán bien.
     
  • Explicar: dile a tu bebé que su piel es frágil y que le duele. Pero, juntos, seremos más fuertes para que este dolor pique menos. 
     
  • Calmar: “Pongamos un poco de crema, ¡será mucho mejor! Ah sí, ya veo que es bueno para ti… Un truco mágico de enfriamiento para que no se rasque ”.
  • Tranquilizar: explicar que siguiendo una rutina de higiene y consejos de cuidado diario (baños cortos, uñas cortas y crema todos los días), el rascado se reduce y los brotes son menos frecuentes.
     
  • Explicar: la dermatitis atópica es cuando la piel es tan frágil como una mariposa o un copo de nieve. Cuando hace demasiado calor o hay polvo, por ejemplo, aparecen ronchas rojas y, entonces, surge la necesidad de rascarse con fuerza como un grito de auxilio.
     
  • Comodidad: no dramatices demasiado la situación y demuestra que tienes confianza en el futuro. También pueden hacer un dibujo para ilustrar cómo se sienten. 
     
  • ¿Y por qué no leer (o releer) los folletos dedicados de “La supernoche de Camille”? ¡Ayudan a explicar el eczema con palabras!
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NOTAS DE LOS EXPERTOS

Para tratar el eczema, el diálogo entre padres e hijos es esencial para reconfortarlos y abordar el impacto psicológico: este intercambio forma parte del proceso de curación.

Dr. Marco Ambonati, dermatólogo

  • Tranquilizar: tu hijo está “creciendo” y tiene curiosidad por aprender: podemos ir fácilmente más allá con las explicaciones.
     
  • Explicar: rara vez dura toda la vida, normalmente la dermatitis atópica mejora con el tiempo. Y no es contagiosa: tu hijo puede seguir jugando con sus amigos sin temor a contagiarlos.
     
  • Reconfortar: a esta edad, somos especialmente sensibles a lo que los demás piensan de nosotros; puedes recordarle a tu hijo que no es el único que lo experimenta, que les pasa a otros niños y que no es “diferente”. Reconoce su dolor y su malestar, es importante que sienta que le comprendes y le apoyas escuchándole. Por último, elógialo por aplicarse la crema solo y por lo “adulto” que es.
  • Tranquilizar: la dermatitis atópica mejora con el tiempo. Siguiendo una rutina de higiene y consejos de cuidado diario, el rascado se reduce y los brotes son menos frecuentes. Y la buena noticia es que no es contagiosa.
     
  • Explicar: es una afección en la que la piel deja de desempeñar perfectamente su función protectora. Deja que se evapore demasiada agua, por lo que se seca y deja entrar más alérgenos. Tiene una reacción inflamatoria: ronchas rojas y comezón. Los factores desencadenantes son los productos de limpieza agresivos, el polvo, la lana, ciertos alimentos, las temperaturas extremas, los baños largos y calientes… La afección es crónica: puede desaparecer y reaparecer, pero a esta edad los brotes deberían ser menos frecuentes.
     
  • Tranquilizar: evitar a toda costa quitarle importancia; un adolescente puede sentir que no se le toma en serio y que se minimizan sus sentimientos.

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